Enciéndeme

—Bueno —susurra, con los labios en mi oído—, ahora el mundo entero va a venir a por nosotros.

Echo la espalda hacia atrás. Lo miro a los ojos.

—Que lo intenten.

Y en ese momento todos los instantes del mundo se caen muertos, porque se despertaron y se dieron cuenta de que nunca serían tan importantes como este.

Levanta las caderas para mí, querida y engancha los dedos en la cinturilla de mi pantalón y mi ropa interior, al mismo tiempo. Los baja.

—Te amo —le susurro—. Te amo tal y como eres.

—Arriba —dice él, respirando con dificultad—. Levanta los brazos.

Es el padre de mi madre, querida.

¿Es fácil de quitar este traje?

El chico rubio está en el suelo. Los pies de Anderson ya no están pegados a su cuerpo.

Pero sigo estando bastante aterrorizada y nunca había tenido tanta necesidad de ir al baño

Pero sigo estando bastante aterrorizada y nunca había tenido tanta necesidad de ir al baño