El Hombre Es Un Gran Faisán En El Mundo

«Los viejos dicen que si llueve sobre el ataúd, el difunto era una buena persona», dice en voz alta.

Aquella noche durmió tan lejos que ningún sueño pudo encontrarla.

«Como este verano ha sido tan seco», dijo la mujer del carpintero, «la dalia se llenó de pétalos blancos y enrollados. Floreció hasta alcanzar un tamaño nada común para una dalia. Y como no ha soplado viento este verano, no se deshojó. La dalia ya llevaba tiempo muerta, pero no podía marchitarse».

«Eso no se aguanta», dijo el carpintero, «no hay quien aguante algo así».

«Lo único que no le he perdonado es que se muriera tan rápido, como si no hubiera tenido a nadie.»

Desde que se propuso emigrar ve el final en todos los rincones del pueblo. Y el tiempo detenido para los que quieren quedarse.

«Es difícil cuando no se tiene a nadie», dice. «Dura mucho tiempo, y uno envejece, no rejuvenece.»

«Hay una cosa muy dura, nos ha escrito el peletero. Una enfermedad que todos conocemos por la guerra: la nostalgia».

«La lechuza está paralizada», dice el guardián nocturno. «Un día de duelo con un aguacero es demasiado incluso para ella. Si esta noche no ve la luna, no volverá a volar nunca más. Y si se muere, el agua apestará.»

agua apestará.»

«Las lechuzas no descansan nunca, y el agua tampoco

«Yo conozco un país con una cordillera, / en cuyas cumbres la mañana reverbera, / y en cuyos bosques, cual mar proceloso, / resuena cálido el viento de primavera.»