¿Deseaba realmente irse ahora que era libre?
Cuando a la caprichosa Joanna le aconsejaron que se alejara de la isla de Sarcina, hizo oídos sordos. Estaba acostumbrada a hacer siempre lo que quería y, para ella, esas palabras eran un reto.
Desgraciadamente, la advertencia era muy real y, cuando llegó a la misteriosa isla del Mediterráneo, se encontró con un recibimiento nada agradable. Pasó a ser una prisionera en el magnífico palazzo de Leo Vargas y descubrió que vigilaban cada uno de sus movimientos. Era imposible escapar, pero empezó a preguntarse si de verdad deseaba escapar del atractivo león de Sarcina…