Considero, de hecho, que sucede al contrario. El Funes borgeano recordaba tantas cosas que era incapaz de crear nada propio. Lo importante para un escritor es saber distinguir qué elementos uno va a poder utilizar en el futuro y, por tanto, es conveniente archivar. Esa es, creo, la memoria del escritor. A partir de esa memoria, nace la imaginación, que, como dijo Einstein es más importante que el conocimiento, porque el conocimiento es limitado, pero la imaginación circunda el mundo. La imaginación permite crear un universo a partir de una postal, como le sucede al maquinista pintor de Hrabal.