Porque si no lo fuese, habría reconocido hace mucho tiempo que te quiero —dijo, casi susurrando. Se inclinó y sus labios rozaron los míos, pero antes de que pudiese besarlo, se alejó un poco—. Te quiero a ti. Toda tú. Te quiero en mi vida. Quiero tus colores, tus enfados, tus locuras, el sonido de tu risa… lo quiero todo de ti