La paciencia del agua sobre cada piedra

una mujer duda, se siente vieja,

Apoyé mi cabeza junto a ella, sentí el sol, y dije, más clara y más tranquila, más parecida a ella:

“Yo tampoco voy a morir, Saku. Claro que no”.

Ella es una parte y eso la hace ser el jardín entero y el baldío de al lado y el barrio y el mundo alrededor y todos los otros gatos que son y que fueron

“Entiendo”, dijo, “no hay tensión porque sabemos: nosotras no vamos a morirnos”.

Saku tiene un amigo, o tal vez varios. Tuvo o tiene padres y cachorros. Ha recibido de unos y les ha dado a los otros lo que debía, y luego, con elegancia y sin pena, los ha dejado atrás, como hace el otoño con el verano.

Intenté mirarme a través de los ojos de Saku

Lo que llamo compasión en mi mirada es lo que antes habría llamado conformismo o hasta abandono. ¿Quién de las dos tiene razón, la que fui o la que soy?

un gato que vive en la eternidad del instante.

el espacio se parece a la tierra y el tiempo al aire y que no puedo volver al aire que acaba de entrar cuando abrí la ventana.

el espacio se parece a la tierra y el tiempo al aire y que no puedo volver al aire que acaba de entrar cuando abrí la ventana.