Herencia

las fisuras palpebrales mongoloides muy marcadas pueden ser una señal o indicio específico de una enfermedad genética como la trisomía 21 o síndrome de Down.

La holoprosencefalia, por ejemplo, es una enfermedad en la cual no se forman correctamente los dos hemisferios del cerebro. Además de tener más probabilidades de sufrir convulsiones y discapacidad intelectual, la gente con holoprosencefalia también tiende a tener hipotelorismo orbital: ojos muy juntos. El hipotelorismo también se ha asociado con la anemia de Fanconi, otra enfermedad genética bastante común en judíos ashkenazí o en negros sudafricanos. Esta enfermedad con frecuencia provoca insuficiencias en la médula ósea y un incremento en el riesgo de cánceres malignos.

Podemos encontrar una buena explicación en la historia de un francés del siglo XIX llamado Louis Vuitton Malletier

De modo que mientras todos los demás experimentaban con trigo zorollo y semillas de chía, Jeff seguía cocinando enormes y deliciosos trozos de carne suculenta acompañada de papas, queso y toda clase de manjares celestiales, de esos que tapan las arterias.

Este enfoque me ha funcionado bien: me ha permitido descubrir un nuevo antibiótico llamado siderocilina, que ataca específicamente las infecciones por superbacterias, y obtener veinte patentes mundiales por innovaciones biotecnológicas que tienen el objetivo de mejorar nuestra salud.

También he tenido la suerte de colaborar con algunos de los mejores doctores e investigadores del mundo, y he estado al tanto de los casos genéticos más raros y complejos que conocemos. A lo largo de los años mi carrera me ha puesto en contacto con las vidas de cientos de personas que me han confiado lo más importante que tienen: sus hijos.

Siempre queda una lección, y un recordatorio, sobre qué significa estar agradecido por todas esas cosas diminutas y triviales que han tenido que pasar, día con día, para que estés hoy aquí. Cosas de las que ni siquiera te das cuenta hasta esas raras ocasiones en que algo sale mal. No sólo hablo sobre lo que sucede dentro de nuestros genomas, sino sobre lo que significa ser humano. Sobre lo que significa estar vivo. Vencer. Amar.

Como si fueran guerreros samuráis deshonrados, las células que cometen la imprudencia de tener más aspiraciones que ser una en una multitud de muchos billones están programadas —y ocasionalmente se

Porque, como tú y yo y todas las otras criaturas multicelulares, somos el producto del totalitarismo biológico, que promueve la obediencia celular a cualquier costo, una obediencia regulada por receptores que se encuentran en la superficie de todas las células potencialmente desobedientes y que provoca el seppuku o hara-kiri celular, un tipo de suicidio celular programado conocido como apoptosis.

Me parece desafortunado que siempre que las cosas marchan bien pasamos la mayor parte de la vida ignorando, felizmente, los detalles de la infraestructura genética de nuestros mecanismos internos, sin saber que incluso cuando descansamos nuestros cuerpos están en movimiento constante

Lo que sugiero, sin embargo, es que nuestra biología sexual no sólo se trata de nuestro sexo genético, sino de la combinación única de genes, momento y ambiente.