La canción detrás de todas las cosas

Deja que la canción detrás de todas las cosas alcance el silencio de tu vuelo.

Y ya pon los pies en Tierra, que deseamos bailarla junto a ti.

“Ahora ya lo sabes. No lo hagas más”. Ella respondió: “¿Y si lo hago para entender?”. Hanah no le dio respuesta, sino otra pregunta: “¿Será que puedes entender sin hacer daño?”.

no seas canija con ella, da igual lo que haya dicho o hecho: sé amable y abrázala con gratitud, pues es ella la única que cabrá por la última puerta, la única que podrá acompañarte hasta el último sueño.

No tengas miedo de tu enojo, hija, mejor compréndelo. Pregúntale cosas. ¿Es generoso o vanidoso? ¿Viene de la injusticia o de la incomodidad? ¿Es sólo tuyo? ¿Lo puedes compartir? Si lo expresas, ¿abrirá un camino nuevo o lo cerrará? Si viene de lo injusto, si lo puedes compartir, si abrirá un nuevo camino, enciéndelo como una antorcha para iluminar la noche y comparte la llama.

Nada cambiaría nunca, hija, sin el fuego que transforma los caminos. No tengas miedo de tu enojo.

El consuelo limpia los ojos y las orejas. Permite saber que, pese al terremoto, al incendio, la inundación, a la certeza de nuestro último sueño, la casa de la vida es generosa y está llena de música.

Y la nube de tormenta, poco a poco, adquirió la forma de un borrego blanco orlado con los rayos de sol. Nos habíamos perdonado.

vo y del polvo, verdor. Mira el sueño de la bestia. Acaríciala. Entra, por la puerta que su amor te ha abierto, al sueño pequeño

eres un color meciéndose entre hojas.

Admira el silencio que hay en no ser nada, o casi nada, porque nada es del todo n a d a. Admira esta hermandad con todo lo que fue, lo que es, lo que será