Por Qué No Soy Rico

mayoría de las personas ganadoras triunfaron porque pidieron consejo a las personas correctas

«No seas sabio en tu propia opinión…».

Considera el escribir tu plan en un diario personal, y revísalo de vez en cuando para recibir inspiración y enfoque. Habacuc 2.2 expresa: «Escribe la visión y declárala». No intentes hacerlo solo, siempre acuérdate de que dos cabezas piensan mejor que una. Nunca te rindas, la persistencia es la mejor cualidad de la gente de éxito.

Cuando hagas planes busca consejo de alguien que te rodee y sepa más que tú. Proverbios 19.20 nos enseña: «Escucha el consejo y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez». Los propósitos sin fecha límite son sólo sueños. Ponte plazos realistas para lograr cada etapa de tu plan. A

No es suficiente ganar más para tener más y ahorrar más, sino planear inteligentemente. Haz un calendario de pagos. Si lo haces en Excel, mejor. Cuando hagas planes sé flexible y permite que Dios te aconseje en el camino. Proverbios 19.21 dice: «Muchos consejos hay en el corazón del hombre, mas el consejo de Jehová prevalecerá»

mismo libro de Proverbios sigue diciendo: «Los corderos son para tus vestidos, y los cabritos para el precio del campo, y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, para mantenimiento de tu casa y sustento de tus criadas» [Versículos 26, 27].

En Proverbios 27.23-24 se nos da una enseñanza al respecto. Dice: «Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños; porque las riquezas no duran para siempre…» [RVR].

ricos empezaron ahorrando, no hay ninguno que haya cambiado la formula, no puedes ser rico y luego ahorrar, ni te puedes brincar de pobre a inversionista.

Lo ideal es que si ganas $8,000.00, gastes sólo $ 6,400.00, y destines 10% de tus ingresos al diezmo [esto es lo más importante], así asegurarás que tu 90% lo gastarás de manera inteligente [lee Malaquías 3.11], y otro 10% lo ahorres, así no andarás dando lástimas cuando estés en la tercera edad.

La universidad no produce sabiduría, sólo conocimiento. La sabiduría la da Dios, como dice Santiago 1.5: «Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla» [NTV].