asta este momento, mi idilio con Japón ha sido perfecto. Reúne los ingredientes indispensables propios de los amores míticos: un encuentro deslumbrante en el transcurso de la primera infancia, desgarro, duelo, nostalgia, reencuentro a la edad de veinte años, intriga, relación apasionada, descubrimientos, peripecias, ambigüedades, alianzas, huida, perdón, secuelas.
Cuando una historia es tan perfecta, uno teme no estar a la altura en el futuro.