Atenea nace por tanto sin madre, sin un referente femenino, y tan solo puede contemplarse en la proyección paterna de la que dispone, tras haber nacido con la imagen que Zeus ha creado en su mente sobre cómo deben ser su cuerpo y sus atributos. Con esta metáfora, Marçal plantea como en pocas ocasiones la necesidad de liberar a Metis, esto es, de reivindicar la historia de la literatura escrita por las mujeres en Occidente,