Clemencia. Cuentos de invierno

Además, a pesar de mi pequeñez me amparan, para hacer perdonable lo largo del cuento, los ejemplos de Víctor Hugo en Bug-Jargal, de Dickens en varios de sus Cuentos de Navidad, de Erkmann Chatrian en sus Cuentos populares, de Enrique Zschokke en sus Cuentos suizos, y de Hoffmann

Víctor Hugo en Bug-Jargal, de Dickens en varios de sus Cuentos de Navidad, de Erkmann Chatrian en sus Cuen

hermana de la Caridad en la Casa Central; allí la visité; pero ¡cuán mudada estaba! Hermosa todavía, pero con una palidez de muerta

el mundo había defeccionado o huía. Los franceses eran dueños de Jalisco y de Colim

cráneo hecho pedazos y atravesado el corazón.

Clemencia quiso gritar para atraer siquiera sobre ella la última mirada de Fernando; pero no pudo, la sangre se heló en sus venas, su garganta estaba seca, era el momento terrible…

imponer su voluntad como una ley?

naturaleza toda parecía elevar un himno a Dios,

tristeza es la sombra de la muerte cercana. ¿Por qué me había de escapar de esa ley de la naturaleza?

fortalecerme con la idea de que en la otra vida no sufriré como aquí.