. El sustento esencial
Nada sobrevive sin sustento. Todo cuanto consumimos o bien nos cura o nos envenena. Tendemos a pensar que lo único que nos alimenta es lo que nos entra por la boca, pero lo que consumimos con los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y el cuerpo también nos alimenta. Las conversaciones que tienen lugar a nuestro alrededor, y aquellas en las que tomamos parte, también nos alimentan. ¿Consumimos y creamos un tipo de sustento que es saludable para nosotros y nos ayuda a crecer?
Cuando decimos algo que nos nutre y que estimula a las personas que nos rodean, los proveemos de amor y compasión. Cuando hablamos y actuamos de forma que provocamos tensión y enfado, fomentamos la violencia y el sufrimiento.
A menudo, las conversaciones que mantenemos con otras personas, así como aquello que vemos y leemos, tienen un efecto tóxico en nosotros. ¿Ingerimos cosas que ayudan a fomentar nuestra comprensión y compasión? Si es así, ese es un buen sustento. Otras veces, ingerimos un tipo de comunicación que nos hace sentirnos mal, inseguros de nosotros mismos, superiores a los demás y mostrarnos críticos con ellos. Podemos pensar en la comunicación desde el punto de vista de la nutrición y el consumo. Internet es un elemento de consumo, lleno de nutrientes que pueden ser tanto curativos como tóxicos. Basta con conectarnos solo unos minutos para ingerir una gran cantidad de nutrientes. Esto no quiere decir que no puedas utilizar internet, pero debes ser consciente de lo que lees y ves al hacerlo.
Si trabajas con el ordenador durante tres o cuatro horas, estás completamente perdido. Es como comer patatas fritas: no deberías comerlas durante todo el día, igual que tampoco deberías estar conectado al ordenador todo el día. La mayoría solo necesitamos comer unas pocas patatas fritas y estar solo unas pocas horas conectados.
Lo que lees y escribes puede ayudarte a curarte, así que debes tener cuidado con lo que consumes. Mientras escribes un correo electrónico o una carta cargada de comprensión y compasión, te nutres a ti mismo. No importa si se trata de una nota breve: todo lo que escribes puede nutriros a ti y a la persona a la que escribes.