Córdoba. Impresiones de viaje

tres camas, una cantina completa con su sartén, su parrilla..., ¡su espetón!, señora, monumento absolutamente desconocido en España pero que debió de conocerse en tiempos pasados, ya que existe el nombre; su espetón, como decía, sus platos, su olla y sus cucharas, cuchillos y tenedores. Además: hacha, martillo, tenazas, tijeras y, en general, todo lo necesario para la vida nómada a la que se va a dedicar.

no era otro que el Guadalquivir, el rey de los ríos españoles, cuya apariencia tanta sorpresa causó a los árabes: ¡El gran río! Me parece que los etimólogos no encontrarán gran dificultad en reconocer Guadalquivir en Ued-el-Kebir.

hace la felicidad del hombre.»

«Siguen empeñados en sus ladrones —dijo Giraud—; dejémosles con esa ilusión: la ilusión

Y con este axioma, contra el cual no se alzó ninguna voz, nos pusimos de nuevo en marcha dejando morir detrás de nosotros los ladridos de los perros y el chirrido de la noria*. Una hora después llegamos a Castro del Río sin haber sufrido ningún tipo de accidente, pero habiendo descubierto que ese tramo de arroyo que habíamos atravesado

Nunca he visto a la luz de una luna tan magnífica un paisaje tan bello como el del sitio malo*. En el punto en el que nos encontrábamos, es decir, en la orilla más escarpada del pequeño arroyo que acabábamos de atravesar, teníamos a nuestra izquierda una especie de bosquecillo bajo; en medio de este bosquecillo se alzaba, de vez en cuando, un árbol que, salvado de talas precedentes, había alcanzado toda su altura; eran árboles oscuros e inmóviles, ni un soplo de viento atravesaba el paisaje. A la derecha teníamos una llanura inmensa rodeada de montañas; a nuestros pies se amontonaban grandes bosquecillos y a medida que subían hacia las ma

Decamps, Delacroix, Ingres, Horace Vernet, Dupré y Rousseau.

Pienso ahora en Italia, donde se talan todos los árboles sin piedad porque dan sombra, perchè fa uggia. ¿Puede comprender que se le reproche a un árbol el que haga sombra en un país en el que el calor del sol alcanza los cuarenta y cinco grados? Decididamente, a mi regreso pienso presentar a la Academia de ciencias este supremo sistema: que primitivamente el mundo estaba dividido en dos religiones, la religión del sol, que era la de Oriente,

crece un fruto de una forma y un olor encantadores parecidos a una gran fresa que fuera totalmente redonda; tiene un sabor bastante agradable, aunque es un poco algodonoso; los españoles lo llaman madroño*. Creo que es simplemente el fruto del arbousier, que en nuestro país no llega a madurar nunca debido a la rigurosidad del clima.

predijo el descubrimiento de América, deseaba ver su casa.