—No, principessa. No te mataré todavía, primero tengo que tenerte de todas las maneras posibles, debo saciar estas incontrolables ganas que tengo de ti. —Me toma del cabello—. Debo disfrutar ese cuerpo de cagna que tienes.
—Si no me matas ya —lo amenazo—, seré yo la que te mate a ti, y yo no te violaré como violan ustedes a sus víctimas. Yo te volaré los sesos sin dudar.
—Mírate —se burla—. Te atreves a amenazarme sin tener la fuerza de moverte, sabiendo que este juego lo estoy ganando yo… ¿Quién ha encontrado a quién primero?
Guardo silencio mirándolo a los ojos.
—Yo a ti, preciosa. Tú me buscas por miedo, mientras yo te busco porque quiero tenerte y saldar la deuda que tenemos pendiente.