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Juan Pablo Villalobos

Si viviéramos en un lugar normal

  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    No era ni aristotélico ni socrático, era valemadrista radical, que es la versión nacional del relativismo.
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    Pero no nos distraigamos de la verdadera grandísima novedad: ahora yo era el hermano mayor. Agárrense, cabrones.
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    Había un grupo especializado en llorar a los que se habían ido al otro lado, pero no a la muerte, sólo a los Estados Unidos, ¡cuídalos, virgencita!, ¡dales trabajo!, ¡que vuelvan pronto! –¿pues no que puro pinche Disneylandia?
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    Nuestra propensión al desastre era existencialista. Yo nunca había roto un jarrón, porque nosotros no teníamos jarrones en casa, pero mi madre había visto esas escenas muchas veces en la tele, en programas y películas que usan los trompicones como estrategia efectista para provocar la risa.
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    León sólo vale la pena reseñar tres cosas: que hacen zapatos, que su gente es engreída sin motivo y que tienen un equipo de futbol que sólo sabe ser campeón o irse a la segunda división.
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    Resulta conmovedor que los ricos sientan culpa de clase a edades tan tempranas, pobrecitos.
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    Nosotros conocíamos muy bien la montaña rusa de la economía nacional a partir del grosor de las quesadillas que nos servía mi madre en casa. Incluso habíamos creado categorías: quesadillas inflacionarias, quesadillas normales, quesadillas devaluación y quesadillas de pobre
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    como si no fuera suficiente con casi haber muerto asesinado por una letal combinación de maíz industrializado y queso fundido.
  • Fernandaje citiraoпре 10 месеци
    La rutina nocturna era una mezcla explosiva: quesadillas en la mesa y políticos en la televisión.
  • Frida Altamirano Francoje citiraoпре 2 године
    Cástor lazó la corbata del encorbatado y la amarró a la cola del más insaciable de los toros, que se perdió con un frenético trote en el horizonte de lomos bovinos. ¿Adónde se los llevaban? ¡A la chingada!
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