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Knjige
Elina Malamud

El baile de la abuela muerta

  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    Y ahí está mi bisabuela, con su pollera larga y los dos pañuelos de judía bielorrusa, uno atado detrás de la nuca y el otro delante, bajo la barbilla. El aura de sus movimientos espectrales le desdibuja los volados y los bordes de la ropa, que se zarandean al trasluz de los tonos sepia de la foto vieja de la que se escapó.
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    las postales de los deportados a Siberia, están guardadas en el baúl desde donde me acechan los recuerdos.
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    La palabra “radical” era un término que no terminaba de entender. Le daba la sensación de que se ajustaba más a un anarquista expropiador y tirabombas que a la apariencia trajeada con sombrero hongo de don Hipólito Yrigoyen.
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    Sostenía el diccionario en el regazo, con las dos manos, pero los ojos se le habían prendido en un rayo de luz que entraba por la ventana. Se le colgaron de la línea recta que trazaba el reflejo de las motas de polvo suspendidas en el aire y por ahí se le encaminaron los pensamientos.
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    pasaba la vida y el pasado se les aparecía de repente, en un resplandor que les chispeaba en el entresueño.
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    Quería consolarlas, pero no sabía cómo; no entendía de caricias ni de palabras dulces ni de abrazos que disiparan los pesares; no eran la común moneda del amor en su familia bessaráber. Hete aquí por qué había elegido ser doctor; fue su manera de aliviar las aflicciones de los otros, que no le habían enseñado a mitigar de otra manera,
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    Moishe se apuró a aprender hablar para poder preguntar, ante tanta curiosidad de saber que lo urgía.
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    Todos se iban juntamente solos
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    –Tanto campesino pobre, tanto barullo, tanta guerra, tantos socialistas, tantos sionistas. Entonces el zar busca un chivo expiatorio para echarle la culpa, como pasó en Kishinov. Todos juntos contra los judíos. Ahora todos juntos contra los japoneses. El asunto es que estén todos juntos contra algo; contra algo que no sea el zar, vei’z mir. Sacan a los hombres de sus casas para que vayan a chupar frío, a matar, a morirse; alguien ganará algo con esa guerra, pero seguro que no son los soldados que vuelven todos flacos, sucios y rotosos, seguro que no. Y menos el que no vuelve. Oy vei. Quisiera envolver todas las penas de los que van a la guerra en un paquetito y tirar el paquetito al río para que las penas se ahoguen o se las coman los pescados
  • Fernandoje citiraoпре 3 године
    Cuánto trabajo se ha tomado la civilización humana –se decía– para transformar el placer de sentir que la tierra reverdece, en un relato pleno de símbolos, en leyendas, en imágenes depuradas de señores que mueren y después resucitan, de esclavos apaleados y espaldas laceradas a latigazos que abren pasillos en el oleaje del mar para lograr la libertad, todo para justificar la invención de un dios que sea el que lo permita o lo regale. No es que no le gustaran los relatos a mi abuelo Motl, pero los prefería sin dioses.
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