Aprendí, por ejemplo, que el lenguaje lo producía el área de Broca en el lóbulo frontal izquierdo, que la comprensión del habla tenía lugar en el área de Wernicke, unos centímetros más atrás, en el lóbulo temporal, y que la capacidad de repetir lo que te dicen estaba mediada por el fascículo arqueado, un conducto de fibras que conecta estas dos regiones. También aprendí que los recuerdos se codifican en el hipocampo, se almacenan en la neocorteza y se recuperan por mecanismos frontolímbicos.