Elija un momento del día alejado de las horas de comer y centre toda su atención en el ritmo de su respiración. Coloque una mano sobre el abdomen, a la altura del ombligo, y la otra sobre el pecho, para controlar la entrada del aire en las cavidades abdominal y torácica. Inspire suavemente por las fosas nasales, contando mentalmente hasta cuatro, e intente que el aire penetre hasta el punto más bajo posible, de forma que primero se hinche la zona abdominal y, después, la caja torácica. Retenga el