Una sombra en las brasas

Lo hice porque conocía a tu padre. Lo conocí cuando era el Primigenio de la Vida. Lo consideraba un amigo

gloria hasta dos nacidas de las mismas fechorías, nacidas del mismo gran poder primigenio en el mundo mortal. Una primera hija, con la sangre llena de fuego, destinada al rey una vez prometido. Y la segunda hija, con la sangre llena de cenizas y hielo, la otra mitad del futuro rey. Juntas, reharán los mundos mientras marcan el comienzo del fin

Y así comenzará con la última sangre Elegida derramada, el gran conspirador nacido de la carne y el fuego de los Primigenios se despertará como el Heraldo y el Portador de Muerte y Destrucción a las tierras bendecidas por los dioses. Cuidado, porque el fin vendrá del oeste para destruir el este y arrasar todo lo que haya entre medias. —Soltó el aire, un poco

De la desesperación de coronas doradas y nacido de carne mortal, un gran poder primigenio surge como heredero de las tierras y los mares, de los cielos y todos los mundos. Una sombra en la brasa, una luz en la llama, para convertirse en un fuego en la carne. Cuando las estrellas caigan de la noche, las grandes montañas se desmoronen hacia los mares y viejos huesos levanten sus espadas al lado de los dioses, el falso quedará desprovisto de

has tenido muchas hebras. Muchos caminos diferentes. Pero todos terminaban del mismo modo

—Creo que podemos dar por sentado que esa última parte se refería a mi tío. Él es el gran conspirador. El legítimo Portador de Muerte. Él, como mi padre, nació en el oeste. —Nyktos bajó la vista hacia mí—. Nacieron en el mundo mortal. Más o menos donde se alza la actual Carsodonia

. A manos de un dios o de un mortal desinformado. De Kolis en persona o incluso de la Muerte.
Me quedé muy quieta, aunque mi corazón dio un salto mortal.
—¿Qué?

Pero lo que siempre ha habido en tu interior es primigenio. No importa que tus dos padres fuesen mortales. Naciste con una brasa no de uno, sino de dos Primigenios en tu interior. Eso es lo que intentará salir a la luz

Vas a pasar por el Sacrificio

—Tus caminos siempre han terminado con tu muerte antes de cumplir siquiera los veintiún años