Incurable

No es demasiado, ramas de dudas te salen por las orejas y opinas que soy —quizás no te

La tarde, aquí, es un esplendor estadístico,

un sosiego de proliferación, un estallido múltiple. Cantidades magnetizadas la bordean

—y más adentro fluyen las uvas como espectros germinativos bajo los microscopios que nos habitan

planetas mínimos en el cosmos que simula el jardín. La tarde serena está bordeada

por las uvas: la tarde, su perfil griego y su morado vinoso, sus mitos, sus racimos de sombra neutralizada

almacén de las palabras: el almacén de las palabras.

Saturado en la diseminación, por los bordes del no, exhibido en las cosechas del silencio

El almacén de las palabras es un lugar extraño, húmedo, una

el gato negro sobre las piernas de la reina de las palabras,

el intruso sin credenciales, el prófugo, el anegado, el ladrón de instrumentos ortopédicos

Adivinar en los almacenes de las palabras dónde se esconde el rayo, el escondrijo del mundo en la bolsa del día,

con mi máquina de sentir edificando partenones a mi paso,

escribiendo en el nomadismo el parche o la sutura de donde surjo

llama en la oscuridad, extravío y dolor estriado de placer

Mundo foliado, espacioso, apretado: riqueza sumergida en la extensión del constante naufragio