En aquella ciudad, el placer era ley.
La muerte de la bailarina Lara Trudeau en la pista de baile parecía haber sido ocasionada por una sobredosis. Sin embargo, el ex detective privado Quinn O’Casey sabía que, en lo relacionado con los asesinatos, nada era nunca lo que parecía. Así que cuando se enteró de que su hermano había sido amante de la difunta, decidió investigar el caso, y se convirtió en alumno de la escuela de baile en la que Lara era profesora. Allí conoció a la directora, la bellísima Shannon Mackay.
En una ciudad donde el placer y las drogas iban y venían libremente, Quinn descubrió un inquietante número de muertes por sobredosis. Pero también descubrió que su vida y la de la mujer a la que amaba estaban en peligro.