—Y esta noche —dijo él—, con un millón de almas en la ciudad, lo más probable era que no te hubiese encontrado. Podía haber buscado toda la noche sin lograr más que atisbar tu presencia, pero estabas allí, delante de mis ojos, sola, moviéndote entre la multitud y apartada de todo, como si estuvieras esperándome…