El hombre en busca de sentido

Conoce el «porqué» de su existencia y podrá soportar casi cualquier «cómo».

El humor es otra de las armas con las que el alma lucha por su supervivencia.

La apatía, el principal síntoma de la segunda fase, era un mecanismo necesario de autodefensa. La realidad se desdibujaba y todos nuestros esfuerzos y todas nuestras emociones se centraban en una tarea: la conservación de nuestras vidas y la de otros compañeros.

La apatía, el principal síntoma de la segunda fase, era un mecanismo necesario de autodefensa. La realidad se desdibujaba y todos nuestros esfuerzos y todas nuestras emociones se centraban en una tarea: la conservación de nuestras vidas y la de otros compañeros.

En tales momentos no es ya el dolor físico lo que más nos hiere (y esto se aplica tanto a los adultos como a los niños); es la agonía mental causada por la injusticia, por lo irracional de todo aquello.

«Hay cosas que deben haceros perder la razón, o entonces es que no tenéis ninguna razón que perder».

Una fría curiosidad era lo que predominaba incluso en Auschwitz, algo que separaba la mente de todo lo que la rodeaba y la obligaba a contemplarlo todo con una especie de objetividad. Al llegar a este punto, cultivábamos este estado de ánimo como medida de protección.

tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo»

al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino.

el amor es la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre.