Todos los miedos

Los héroes y los dementes hacen más o menos las mismas cosas, la única diferencia radica en el punto de vista de la gente.

Miedo a que este día acabe con una nota infeliz.

Miedo a llegar y encontrarme con que te has ido.

Miedo a no amar y miedo a no amar lo suficiente.

Miedo a que lo que yo amo resulte letal para los que amo.

Miedo a la muerte.

Miedo a vivir demasiado.

Miedo a la muerte.

Miedo al pasado resucitando.

Miedo al presente echando a volar.

Las chicas guapas suelen enamorarse de tipos feos porque la belleza es frágil y solo el que nunca ha poseído esa fragilidad sabe valorarla.

Luego las cosas se torcieron y dejamos de hablarnos. Nos dijimos cosas horribles, pero creo que lo que más nos dolió no fue lo que le escuchamos decir al otro, sino las palabras que nosotros mismos fuimos capaces de pronunciar.

Mi abuelo paterno no iba nunca a misa, pero creía en Dios más de lo que creen todas esas monjas con cara de no haber echado nunca un buen polvo, que siempre van detrás de uno en la iglesia porque les jode que puedas tocar algo.

Hablamos del pasado como si no nos perteneciera, como si nos diera vergüenza que las personas que una vez fuimos pudieran encontrarse con las personas en las que nos habíamos convertido.

O dicho de otra forma: sobre lo que hasta aquel instante nadie había investigado era que quizá la cantidad de segundos que caben dentro de un mismo minuto puede variar constantemente en función de las circunstancias personales de cada individuo.

Mi madre fue violada en repetidas ocasiones; por los restos resecos de semen que fueron hallados en su abdomen y en su zona pélvica, se cree que al menos intervinieron tres hombres en la sodomización de su cuerpo.

Hoy en día la mayoría de la gente no encuentra tiempo para pensar. Actuamos y vivimos según nos han enseñado. Nuestros conocimientos y nuestras convicciones las hemos heredado de otras personas a las que tampoco les pertenecían.
Formular preguntas es una tarea complicada para quienes nunca buscaron respuestas