El arte de transitar el duelo

como este de las labores del primero. Sin embargo, un corazón herido es un mal gobernante, y un cuerpo herido, un mal sirviente

un corazón herido es un mal gobernante, y un cuerpo herido, un mal sirviente.

La consolación, mejor dicho, la autoconsolación, mi única esperanza

un tratado de Crantor de Solos,

cartas del estoico Séneca y dos de Plutarco, de la escuela platónica,

esa cualidad, virtus, es decir, «grandeza» u «hombría», que por derivar de la raíz de la palabra vir (hombre, varón, héroe), no se había aplicado nunca a una mujer.

Hay que ayudar a las personas tan desgarradas de dolor que no se valen por sí mismas. Por eso los estoicos afirman que el dolor recibe el nombre de lupe, pues destruye por completo a la persona.

En palabras de Job (17:12):

Et rursum post tenebras spero lucem.

los estoicos, los primeros psicólogos del duelo, prescribían entereza.

El arte abre el camino de lo que niega la naturaleza.