bservad mi alma jorobada, mis torcidos huesos, mi piel caída, mi estómago regurgitado, mi corazón quebrado, mi rostro partido; mi destino, oculto. Deseo que toméis entre vuestras manos mi líquida alma y de ella bebáis hasta notar el cuerpo pesado y la mente ebria. Deseo que, cuando mi sangre se haya mezclado con la vuestra y ya no podáis distinguirla, entonces sostengáis mi corazón desnudo prieto entre vuestras manos hambrientas y que, devorándolo hasta la saciedad, deseéis que no haya podido ser de otra forma.