Guía HBR: Céntrate en el Trabajo Importante

La buena noticia es que, cuando tu fuerza de voluntad se agota o se desvanece, es sólo temporal. Deja que tu músculo se recupere y volverás a estar en plena forma para luchar. Si descansar no es una opción, puedes acelerar tu recuperación pensando en personas que conoces que tengan mucho autocontrol.

Otra opción es la de disfrutar de algo que te guste hacer, cualquier cosa que te anime: escuchar tu canción preferida, llamar a un buen amigo, reflexionar sobre un éxito pasado, etc. Eso también te ayudará a recuperar tu autocontrol cuando quieras volver a estar a punto rápidamente.

Para desarrollar tu fuerza de voluntad acepta un reto que requiera un sacrificio o un esfuerzo que, por lo general, no harías: deja de comer bollería industrial, haz cien flexiones al día o trata de aprender una nueva habilidad. Cuando sientas que quieres ceder o tirar la toalla, no lo hagas. Empieza con una sola actividad y planifica cómo solucionarás los problemas que vayan apareciendo: «Cuando quiera comerme un bollo, me comeré una pieza de fruta fresca o tres frutos secos». Al principio será duro, pero cada vez se irá haciendo más fácil, y he ahí la clave del asunto. A medida que tu fuerza va creciendo, puedes adoptar más desafíos y aumentar tus ejercicios de autocontrol.

La próxima vez que pienses «es que no soy bastante bueno en esto», recuerda: simplemente no lo eres todavía

De hecho, el interés no sólo te mantiene en marcha incluso si estás cansado, sino que —en realidad— recarga tu energía

Centrarse en mejorar también mejora la experiencia de trabajar; de manera natural, sentimos que lo que hacemos es más interesante y disfrutamos más de ello cuando pensamos en términos de progreso en lugar de en términos de perfección.

No hay nada que interfiera en el rendimiento como la ansiedad; es la asesina de productividad por excelencia.

cuando asumimos que está permitido cometer errores, tenemos muchísimas menos probabilidades de cometerlos

No te limites a visualizar el éxito; visualiza los pasos que habrás de dar para que ese éxito se materialice. Si tu primera estrategia no funciona, ¿cuál es el plan B? (Aquí se presenta otra ocasión magnífica para emplear tus estrategias «si-entonces»). Recuerda, no es «negativo» reflexionar acerca de los problemas a los que tendrás que enfrentarte, lo estúpido sería no hacerlo.

5. Céntrate en ser «mejor» en lugar de en ser «bueno»
Es importante que creas que estás capacitado para conseguir tus objetivos, pero también es importante que creas que puedes desarrollar tus capacidades. Solemos pensar que nuestra inteligencia, nuestra personalidad y nuestras aptitudes físicas son inamovibles: que no importa lo que hagamos, nunca mejorarán. Como resultado, nos centramos en objetivos que se limitan a poner a prueba nuestras habilidades, en lugar de en aquellos que nos ayudan a desarrollar y adquirir nuevas destrezas.

Por suerte, todos los tipos de habilidades son profundamente maleables. Aceptar el hecho de que puedes cambiar te permitirá tomar mejores decisiones y aumentar tu potencial. Las personas cuyos objetivos son para mejorar, en lugar de para ser buenos en algo, no se inmutan ante las dificultades y aprecian el viaje tanto como la llegada al destino.

¿Cómo motivarte para acometer nuevas responsabilidades con confianza y energía? La respuesta es simple, aunque quizá te sorprenda un poco: permítete equivocarte y fracasar

No te limites a visualizar el éxito; visualiza los pasos que habrás de dar para que ese éxito se materialice.

Si X ocurre, entonces haré Y.

Por ejemplo:

Si me distraigo mucho con mis compañeros de trabajo, entonces me pondré un límite de cinco minutos de charla y luego volveré a trabajar