Ikigai

—Las cosas buenas que uno hace no compensan las malas, ¿sabés? Pero ayudan a no perderse. Ser fiel es la única forma de ganarle a la culpa.

Me acerqué a mi abuelo, pasé mi brazo por su hombro, así, uno junto al otro, sin mirarnos, perdidos los dos en esa luz lejana, tan unidos en la soledad de nuestro encuentro.

Tan juntos.

Porque cuando ya no sepa quién sos, vos tenés que mirar en lo profundo, Bruno. Y ahí vas a ver que, aunque mi cuerpo y mi mente ya no te recuerden, mi espíritu siempre va a saber quién sos. Siempre, Bruno. Siempre.

Casi no dormía, pero no por sus ronquidos: era la angustia de saber que me estaba dejando.

Las cosas buenas que uno hace no compensan las malas, ¿sabés? Pero ayudan a no perderse. Ser fiel es la única forma de ganarle a la culpa.

Dejarse ganar por la felicidad no es fácil, pero es un esfuerzo que hay que hacer.

El amor verdadero es cabeza dura y se agarra bien fuerte.

No se va

Mi vida fue un poco más gris, un poco más triste, seguro más dolorosa. Me dije que ya iba a pasar; sin saberlo, me mentía: no se va, Brunito. El amor verdadero es cabeza dura y se agarra bien fuerte.

Me enamoré tan despacio que no me di cuenta; cada día las sonrisas eran más largas;

los errores no se olvidan, pero no porque la memoria los agarre fuerte, sino por los otros; nuestros errores quedan en la mirada de los demás. Quedan en las pupilas de quienes no saben perdonar. Y a veces, es uno el que tiene que aprender a dejar atrás.