Malcom X – Autobiografía contada por Alex Haley

«Quien duda de la verdad en la que una vez creyó, es que nunca creyó realmente en ella. ¿Qué otra cosa puede hacer que uno dude de la verdad sino la propia debilidad?».

No hace mucho, me llamó desde Londres un escritor inglés y me preguntó, entre otras cosas: «¿Cuál es su alma mater?». «Los libros», respondí sin dudarlo. Dedicaba todos mis momentos libres a la lectura, y aún hoy lo hago. Leo todo lo que me parece que pueda ayudar al hombre negro.

El hombre blanco no llevó nunca la Cruz a los pueblos de color con humildad, con auténtico espíritu cristiano, a semejanza de Cristo.

El preso negro, decía, es el símbolo del crimen de la sociedad blanca que oprime al negro, deja que se corrompa en la degradación y la ignorancia y lo convierte en un delincuente incapaz de aspirar a una vida honrada.

no se admite la verdad si no se reconoce la culpa. ¿No dice la Biblia que los únicos a los que Jesús no podía ayudar eran los fariseos? Porque ellos creían que no necesitaban a nadie.

La verdad, en pocas palabras, era que los blancos habían «blanqueado» la historia y los libros de historia, y que lavaban el cerebro del hombre negro desde hacía cientos de años.

la única diferencia entre nosotros y la gente de fuera era que a nosotros nos habían atrapado.

uno puede darse el lujo de ser perezoso, siempre que sepa usar la cabeza,

para conseguir una meta en la vida hay que aparentar que uno ya ha alcanzado esa meta.

Había mucho más sentido de la ética y de la hermandad entre las prostitutas que entre esas numerosas damas que acuden diariamente a misa y que seducen a mayor número de hombres, por puro placer, que las mismas profesionales por dinero.