La Enfermedad Como Camino

También el proverbial ahogo que nos aqueja en circunstancias agobiantes es ansia de libertad y de espacio vital.

Cuando a uno le cuesta respirar; ello suele ser señal de que teme dar por sí mismo los primeros pasos con libertad e independencia.

Una de las dificultades de la vida humana es reconocer a tiempo la necesidad de cambio.

Por lo tanto, tenemos que aprender a reconocernos a nosotros mismos en todo y a ejercitar la ecuanimidad. Buscar el punto intermedio entre los polos y desde él verlos vibrar

y porque nada reclama
nunca sufre pérdida.

perfecciona la vida
pero no reclama reconocimiento

El ser humano vive durante mucho tiempo convencido de que, con su actividad, con sus obras, puede cambiar, reformar, mejorar el mundo. Esta creencia es una ilusión óptica y se debe a la proyección de la transformación del propio individuo.

Si detrás de la polaridad está la unidad, detrás del tiempo se halla la eternidad.

La polaridad es como una puerta que en un lado tiene escrita la palabra Entrada y, en el otro, Salida, pero siempre es la misma puerta y, según el lado por el que nos acerquemos a ella, vemos uno u otro de sus aspectos.

Y ello da origen al tiempo, simulador que debe su existencia únicamente al carácter bipolar de nuestra conciencia. Las polaridades son, pues, dos aspectos de una misma realidad que nosotros hemos de contemplar sucesivamente.