no todos estarán de acuerdo en pensar que aquel a quien yo llamo idiota es un idiota, excepto –y el lingüista se olvida de esto– si tengo la autoridad para decir que los otros son idiotas, si soy un profesor, por ejemplo [risas], en cuyo caso habrá consecuencias sociales evidentes. (Dije «profesor» por pura maldad mía