Los chicos del hambre

Tengo a papá en mi mano.

Es muy complicado. Pero no malo. Esta es nuestra familia, el lugar donde nuestras luces rojas se agruparon y se detuvieron.

Pensé en los planes de papá, en cómo la gente podría ver las cosas que él logró, o que no logró, y asumiría que no los vio realizarse. Pero yo sé que no es así. Porque yo fui uno de sus planes. Y también mamá. Y aquí estamos, juntos, en la cima del mundo.

Solía decir: “Todos somos parte de la misma historia, Baz, cada uno, un capítulo diferente. Podremos no tener el poder de escoger el escenario o la trama, pero podemos escoger qué clase de personaje queremos ser”.

Se me ocurrió que la creencia de Baz en la providencia de Dios no era muy distinta de mi propia creencia en los choques; que alguien bien podría atribuir una coincidencia al Señor como a las matemáticas.

hubiera estado esperado

No robes si tú puedes pagarlo, solo roba si ellos pueden pagarlo, y nunca robes lo que no necesitas –terminó Baz.

Era un constante tire y empuje: cuando estaba allí, quería estar en cualquier otro lugar; cuando estaba en otro lugar, quería estar allí. Donde quiera que estuviera, me sentía culpable por no estar en el otro sitio.

mi primer recuerdo de haber sido burlado. En el primer año de la primaria. Mark Algo, el de las grandes orejas. Hubo muchos Marks al pasar los años, chicos que se burlaban de otro, antes de que pudieran burlarse de ellos

El cuerpo humano es una máquina misteriosa, capaz de sentir una extraordinaria cantidad de emociones, con frecuencia opuestas, al mismo tiempo. Como las coincidencias, no es tan improbable como parece. Como seres complejos, resulta razonable que la probabilidad matemática de que una sola unidad experimente múltiples cosas sea alta

Y cuando los chicos más necesitaban de alguien, alguien a quien amar y en quien confiar, se encontraron unos a otros y se llamaron a sí mismos Los Chicos del Hambre, y vivieron y rieron y vieron que era bueno”