Dice Margit Frenk, en su genial libro Entre la voz y el silencio, que hasta el siglo XVI, en las sociedades occidentales, leer significaba casi siempre leer en voz alta y en compañía. Esto fue cambiando y hoy en día la lectura en voz alta se reserva para esporádicas ocasiones de manteles largos y para las infancias. Cuando alguien dice la palabra “leer” imaginamos casi siempre una lectura en voz baja. Pero todavía sobrevive algo de esa cultura oral alrededor de los libros: los grupos de lectura entre amigas, los clubs de lectura en librerías, en parques o en línea. Los afectos, los vínculos y las comunidades que se tejen alrededor de los libros entusiasman, involucran y dan más ganas de seguir leyendo.