A veces es así: precisas de un estímulo externo para darte cuenta de ti mismo.
Repentinamente, Alejo percibió esa falta de motivación. Todo le era ajeno. Tal parecía que esa sensibilidad mediatizada se había extendido a todo su ser. Que así como la vista le resultaba deficiente tras la operación, la agudeza táctil, auditiva, y hasta del gusto, habían bajado sus niveles y lo habían arrojado a esa extrema pasividad.