Toda filosofía que asigna a la paz un lugar más elevado que a la guerra; toda ética que desarrolla una noción negativa de la felicidad; toda metafísica y toda física que pretende conocer un final, un estado definitivo cualquiera; toda aspiración, principalmente estética o religiosa, y un más allá, a un afuera, a un por encima autorizan a preguntarse si no era la enfermedad lo que inspiraba al filósofo.