La Costa de Alabastro

Tal vez somos nosotros los que creamos a nuestros fantasmas, Lia. Son nuestra peor parte y por eso no podemos escapar de ellos… porque no podemos escapar de nosotros mismos.

Fue su muerte lo que me hizo enamorarme de ella, porque algunas cosas no demuestran su importancia hasta que desaparecen dejando un vacío atroz

«La muerte nunca es un comienzo, porque la vida nunca es un cuento de hadas. La muerte no es más que un cañón negro que escupe humo y una lluvia de casquillos de balas sobre el suelo.»

En el fondo, morirse es como volver a nacer. Tienes que aprender a hacer las mismas cosas que antes, solo que sin un cuerpo…

Pero el retrato que colgaba del faldón de la chimenea parecía ser la única respuesta: Geraldine Clairmont, siempre tan perfecta, tan adorada… y tan muerta.

Me parece que cree que hablando de la muerte será capaz de reunir el valor necesario para enfrentarse a ella.

Es como si el miedo de otras personas le hiciera olvidar el suyo… como si, al asustarlas, se olvidara de lo que le está sucediendo