Muchas cosas verán la luz siempre en mi corazón: este parque; el Central Park; el Jardín Botánico de Brooklyn; las esculturas de Rodin del Museo de Brooklyn; el mar de Coney Island; la luz de La Guajira; la luz de Islamorada, en los Cayos; la luz del Medellín de mi infancia; los cerros orientales de Bogotá; el mar de El Farito, en Miami, cuando el huracán aún no le había arrancado los bellísimos pinos australianos que allí había; los cormoranes que se posaban en esos pinos; la sonrisa de Sara; la sonrisa de Venus y de los hijos de Venus; los bancos de peces verdes del East River; los ojos brillantes, inteligentísimos, de Jacobo; la voz musical de James; Debrah toda (es pequeña); los tatuajes de Pablo, nuestro hombrón ilustrado, que es estable como una roca, y los dedos largos de Arturo, tan parecidos a los míos.
Todo eso, con todo detalle, aquí conmigo.