Pip miró hacia atrás, por encima del hombro, a través de los árboles. Ravi estaba de rodillas sobre las hojas, con la cara escondida, gritándole a sus manos. Verlo así dolía más que nada, y se le abrió el pecho, que quiso alcanzarlo, intentando arrastrarla de vuelta. Abrazarlo, acabar con su dolor y que él borrara el suyo.