Cuando Kate le pidió a Nick que fuera su acompañante en una boda, él aceptó, pero con reticencias. Para su sorpresa, aquel favor le resultó muy agradable… demasiado agradable, tanto que, de pronto, era incapaz de reprimir la atracción que sentía por Kate. A medida que llegaba la noche, el sentimiento fue haciéndose más profundo y se convirtió en algo que ninguno de los dos había experimentado jamás.
Pero al calor de la noche le siguió el frío de la mañana. ¿Habrían arruinado su amistad sólo por dejarse llevar? ¿O acaso habían encontrado por fin lo que ambos habían estado buscando durante tanto tiempo?