No soy un robot

capitalismo devora lo que detesta para dar a luz nuevos productos.

Una camiseta Lacoste sin cocodrilo o un Mercedes sin estrella son como una iglesia sin altar. El logo transforma el artículo de consumo en artículo de fe.

Su contendiente, Hillary Clinton, lo prefería como rival, considerando que un millonario ególatra, machista, racista e ignorante no cautivaría a los votantes.

¿Cómo fue posible que tantas personas entrenadas para estudiar la realidad se equivocaran de ese modo?

hikikomoris se sustraen a la banalidad del consumo, la meritocracia y las severas exigencias jerárquicas de Japón. En un mundo que renunció a la épica, se dan de baja. Son espectros de sí mismos, máquinas solteras, suicidas aplazados

en los años sesenta y setenta ser joven significaba irse de casa, ahora significa aislarse en ella

noción de límites, necesaria en la construcción de la personalidad, se desplaza ahora a la tutela digital

Nada de esto deriva de una postura particularmente agresiva o egoísta por parte de los jóvenes, sino de las condiciones que los han excluido de oportunidades para el porvenir, de la violencia que experimentan todos los días y del evidente fracaso de las propuestas de las generaciones previas. Ante un mundo donde el único consuelo parece venir del dinero rápido, las drogas, el consumo o la anestesia de la realidad virtual, la participación social ha disminuido.

un planeta con fecha de caducidad, sin empleos asequibles y pocas posibilidades de tener una vida autónoma, de manera lógica, se ejerce una impugnación sin utopía, una radicalidad sin esperanza

un planeta con fecha de caducidad, sin empleos asequibles y pocas posibilidades de tener una vida autónoma, de manera lógica, se ejerce una impugnación sin utopía, una radicalidad sin esperanza.