Nirvana significa estabilidad, libertad y el cese del ciclo de sufrimiento. El despertar, la iluminación, no llega desde el exterior. No es algo que nos sea dado, ni siquiera por el Buda. La semilla del despertar ya está en nuestra conciencia; es nuestra naturaleza búdica: la mente iluminada, cualidad que nos es inherente y que solo necesita ser alimentada.
Para transformar samsara en nirvana, necesitamos aprender a mirar profundamente y a ver con claridad que ambos son manifestaciones de nuestra propia conciencia. Las semillas de samsara, sufrimiento, felicidad y nirvana ya están en nuestro depósito de conciencia. Solo necesitamos regar las semillas de felicidad y evitar regar las semillas de sufrimiento.