No nacemos sumisas, devenimos

El individuo está situado17 y entenderlo así exige comprometerse con la sociedad. Esta

individuo está situado17 y entenderlo así exige comprometerse con la sociedad

El individuo está situado17 y entenderlo así exige comprometerse con la sociedad.

concepto de situación permite a la vez, describir la realidad de la inferioridad de las mujeres en relación con los hombres e historizarla, mostrar que no hay nada de natural y por consiguiente de fijo en esta inferioridad. Contra el esencialismo platónico que daría a esta inferioridad una dimensión natural e inalterable, Beauvoir apela a la necesidad de pensar esta inferioridad como un dato histórico, lo que permite, por una parte, pensarla en el pasado, es decir, reflexionarla como el resultado de una opresión, como algo que ha sucedido, y, permite, por otra parte, pensarla en el futuro y la posibilidad de una emancipación de las mujeres.

Ahora bien, Beauvoir, al escribir precisamente “Una no nace mujer: llega a serlo”, no hace semejante inferencia. Por un lado, rechaza las diferencias biológicas como determinantes de la diferencia sexual en nombre de la importancia mayor de la realidad social, pero no les niega su realidad. Por otra parte, sobre todo, no concluye que la diferencia sexual no es real, tampoco que no es verdadera. Se contenta con considerarla como socialmente situada.

dimensión social de las interacciones humanas es mucho más importante en la diferencia sexual y sólo ella concede una significación a las diferencias biológicas.

existencia precede a su esencia, lo que significa que la mujer no proviene de una esencia que la preexista, sino de la manera en la que vive en el mundo.

hembras tengan repercusiones sobre la diferencia hombre/mujer. Estas diferencias tienen un impacto sobre la manera en que la diferencias entre los hombres y las mujeres es percibida, pero no la definen irremediablemente:11 los datos de la biología existen, pero en ningún caso esos datos son suficientes para crear un destino del que no se podría escapar

la diferencia de los sexos, ya sea biológica, psicoanalítica o económica, es decir, marxista. Al contrario, afirma que la diferencia entre los sexos debe ser considerada en su conjunto, asumiendo que ninguna de las pautas prevalece sobre la otra, ni basta para explicar la situación. De hecho, Beauvoir otorga a la biología un lugar muy diferente del que le otorga Butler. Cierto, Beauvoir comparte con Butler el rechazo a la hipótesis del determinismo biológico. En cambio, como expone en el primer capítulo de El segundo sexo, titulado “Los datos de la biología”, no niega la existencia de un binarismo biológico –hay según ella machos y hembras en la especie humana, que presentan diferencias claras–; tampoco niega que las diferencias biológicas entre machos y hem‍

frase más conocida de El segundo sexo, “No se no nace mujer: se llega a serlo”, condujo a la mayor parte de los lectores de Beauvoir, incluida Judith Butler, la filósofa americana cuyo trabajo dio nacimiento a los estudios de género, a señalar a Beauvoir como la precursora del reconocimiento del carácter construido del género, del vínculo arbitrario que establece la sociedad entre sexo y género.9 Si una no nace mujer, es que no hay determinismo ligado al sexo, es decir, a la dimensión natural de la feminidad; si no obstante se llega a serlo, significa que la sociedad es responsable de esta diferencia. En realidad, la posición de Beauvoir no es exactamente esa. Beauvoir escribe:

No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psicológico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización quien elabora ese producto intermedio entre el hombre y el castrado al que calificamos de femenino.10

Beauvoir se niega a adoptar una sola pauta para la lectura