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Vivian Gornick

El fin de la novela de amor

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  • Mariana Aguilar Doncelje citiralaпре 2 године
    El amor, por lo demás, teme la soledad, la rehúye completamente.
  • Mariana Aguilar Doncelje citiralaпре 2 године
    Será vil, pero será libre.
  • Mariana Aguilar Doncelje citiralaпре 2 године
    supo que acabaría subyugada por el amor, y una vez perdida al amor, está convencida de que ya no será capaz de pensar: cada vez tendrá menos ideas propias y tener ideas propias es precisamente lo que más desea
  • Ana Saenzje citiralaпре 2 године
    Si hoy en día pusiéramos el amor romántico en el centro de una novela, ¿quién iba a creer que en su búsqueda los personajes van a alcanzar algo grande? Que el amor va a zarandearlos contra sí mismos de tal manera que todos aprenderemos algo importante sobre cómo llegamos a ser como somos, o cómo el tiempo en que vivimos ha llegado a ser como es. Nadie, me parece a mí. Hoy el amor como metáfora, a mi entender, es un acto de nostalgia, no de revelación.
  • Lucas Molina Muneraje citiraoпре 7 сати
    En las grandes novelas siempre tenemos la sensación de que el escritor, en el momento en que la escribe, sabe tanto como pueda saber cualquiera a su alrededor, y está esforzándose por extraer sentido de lo que se percibe en algún punto de las terminaciones nerviosas cuando todavía no se percibe con la consciencia preclara. Cuando una novela nos da menos de lo que muchos de nosotros sabemos –y se contenta con lo que se le ha dado–, nos hallamos ante una escritura conservadora. Una escritura así –por inteligente que sea el autor, por excelente que sea su prosa– está más cerca del sentimentalismo que de la realidad. El lector siente que la obra peca de sentimentalismo porque las metáforas no son precisas: aproximadas pero no exactas. Para llegar a esas terminaciones nerviosas, una metáfora ha de ser exacta, no aproximada. La metáfora exacta es el oro del escritor.
  • Lucas Molina Muneraje citiraoпре 7 сати
    No es que miles de personas no estén haciendo justo lo que hacen el marido y la mujer de La edad del desconsuelo; claro que sí, todos los días a todas horas. Lo que ocurre es que esa situación suya ya no tiene relevancia. No puede proporcionar discernimiento; tan solo puede repetir una visión de las cosas que hoy se antoja tristemente cansina y que no tiene la capacidad de hacernos ver las cosas con nuevos ojos. Una especie de análisis que no lleva a ninguna parte en el que recitamos una y otra vez lo que repetidamente no hemos conseguido convertir en acción. Un fracaso como ese transforma el discernimiento en ritual. El ritual preserva el statu quo. Cuando un paciente repite un discernimiento ritualmente, está viviendo de mala fe: sin intencionalidad, presa de un anhelo pasivo. Cuando un escritor se consagra a contar un relato basado en una experiencia que, en la práctica, se ha vuelto «ritual», es el equivalente a vivir de mala fe.
  • Lucas Molina Muneraje citiraoпре 7 сати
    Desde luego, no puede ya actuar como principio organizador. El amor romántico parece ahora un anhelo por sumergirse en el sentimiento y salir mágicamente transformado, cuando en realidad lo que necesitamos para construir un ser es la búsqueda deliberada de consciencia. Sabiendo que esta es la verdad superior, como muchos sabemos, la idea del amor como medio de iluminación –tanto en literatura como en la vida– llega ahora como una especie de anticlímax. Si en una historia (así como en la realidad) ni los personajes ni el narrador comprenden, de partida, que el amor no es sobre lo que gira todo, entonces la historia sabrá al concluir solo lo que sabía al principio.
  • Lucas Molina Muneraje citiraoпре 13 сати
    Raymond Carver, Richard Ford y Andre Dubus
  • Lucas Molina Muneraje citiraoпре 14 сати
    En 1925 Woolf y Rhys parecían sofisticadas y Cather una yanqui provinciana. Cuando Jean Rhys escribía «él me dejó machacada», quería decir «la vida y la historia nos machacan sin falta». Cather, en cambio, escribió como una persona que se veía enfrentada con los elementos en una pelea justa, y que no se cuestionaba en absoluto que la pelea no mereciera la pena. No solo valía la pena, era obligatoria. En todo momento, merece la pena tener una vida propia.
  • Lucas Molina Muneraje citiraoпрекјуче
    La casa del profesor, Mi enemigo mortal y Lucy Gayheart, las dos primeras escritas a mediados de la década de 1920 y la tercera a mediados de la de 1930.
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