Siento que hay distintas facetas de mí, como si pudiera ser cualquiera y tocar a cualquiera y amar con esa especie de amor de Espíritu Santo: en todas partes y a todas las personas. Casi todos mis amigos se comportan como si supieran perfectamente quiénes son y qué son, como si hubiera una única respuesta, pero, para mí, eso es como poner un principio y un final a algo que se supone que no tiene ninguna de las dos cosas.