Por más vueltas que le he dado mientras escribía este artículo, sigo sin entender dónde está el problema en que un personaje sea creado para cumplir los sueños de su autora. Las mujeres necesitamos conquistar ese espacio, necesitamos poder crear nuestros personajes planos, malos personajes, autoinsertos… Exactamente igual que los hombres han hecho siempre. Necesitamos ese margen de la mediocridad, el poder escribir historias sin más objetivo que el de pasarlo bien y que nuestras lectoras se diviertan.