Recuerdo su modo de mirarme, el oleaje abierto de su mirada, como si yo fuera algo que ella había inventado, que había cobrado vida gracias a los poderes de la electricidad

Como típicas niñas católicas somos todas un poco torpes, la clase de chicas que la demasiada inactividad y el insuficiente contacto con chicos vuelven fofas.

Hacia el final describía la experiencia como la sensación de buscar la sombra de una en el suelo y darse cuenta de que es mediodía.