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Shirley Jackson

La maldición de Hill House

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  • Luciana Ayalaje citiralaпре 6 година
    Nunca sabemos de dónde surge nuestro coraje
  • Luciana Ayalaje citiralaпре 6 година
    «En el retraso no hay abundancia; la alegría del momento trae la risa del momento
  • Geraldine Guarnerosje citiraoпре 3 године
    —El miedo —dijo el doctor— es el abandono de la lógica, el abandono voluntario del pensamiento razonable. O nos entregamos a él o lo combatimos, pero en esto no hay medias tintas.
  • Beatriz ACje citiralaпре 6 година
    Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan
  • Lectora empedernidaje citiraoпре 6 година
    Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan.
  • Laura Segoviaje citiraoпрошле године
    posesión de este Yo mío; abdico, entrego de buena gana lo que nunca quise para empezar; sea lo que sea que quiera de mí, puede quedárselo
  • Laura Segoviaje citiraoпрошле године
    Oyó la risa por todas partes, aguda y demente, siguiendo su maníaca canción, y pensó, No, todo ha acabado para mí, es demasiado, voy a renunciar a la
  • Laura Segoviaje citiraoпрошле године
    ¿Qué? —estaba diciendo Theodora—. ¿Qué, Nell? ¿Qué?
    —Dios Dios —dijo Eleanor, arrojándose de la cama y atravesando la habitación para refugiarse temblando en un rincón—. Dios Dios. —¿De quién era la mano que estaba agarrando?
  • Laura Segoviaje citiraoпрошле године
    Una risita penetró como un soplo de aire en la habitación, una risa sofocada y loca, la mínima insinuación de una risa, y Eleanor pudo oírla recorriéndole la columna vertebral, una risilla de regocijo que las sobrepasaba para recorrer toda la casa
  • Laura Segoviaje citiraoпрошле године
    Los pequeños ruidos pegajosos siguieron recorriendo todo el marco de la puerta, y luego, como si lo que fuera que estuviera al otro lado hubiera tenido un ataque de furia, recomenzaron los golpes, y Eleanor y Theodora vieron la madera de la puerta temblar y estremecerse, y la puerta combarse contra los goznes
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