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Roger Bartra

El duelo de los ángeles

  • Anaje citiralaпре 10 сати
    A Kant, que había leído con admiración a Rousseau, de momento le pareció más interesante el «pequeño salvaje» que el «fauno
    entusiasmado», como define al loco poseído por furores e inspiraciones divinas. Para una mente ilustrada los sectarios y lunáticos que circulaban por Europa parecían un fenómeno menos importante que la posibilidad de observar en vivo esa «cruda naturaleza» que suele ser irreconocible detrás de la educación.
  • Anaje citiralaпре 10 сати
    En verdad, la sorprendente llegada de este «aventurero» ofrecía el espectáculo de dos mitos: el propio profeta desquiciado era un ejemplo inquietante de la antigua leyenda según la cual la melancolía podía confluir con el genio o con la capacidad de prever el futuro. Pero el niño pequeño que acompañaba al profeta de las cabras parecía ser un salvaje en estado de naturaleza, un fenómeno que fascinaba a los filósofos ilustrados pues ofrecía la rara oportunidad de escudriñar en los secretos de la condición pura del hombre, antes de ser contaminado por la sociedad y la cultura.
  • Anaje citiralaпре 10 сати
    Pero la vida tediosa y ordenada de Kant fue interrumpida por sorpresa por el advenimiento de un mito que, diríase, fue a pescar al filósofo hasta la Prusia oriental, no lejos del mar Báltico y a distraerlo de sus intereses concentrados en la física newtoniana, las matemáticas y la teología.
  • Anaje citiralaпре 10 сати
    A sus cuarenta descortezados años Kant era un hombre sedentario al que no le gustaban las sorpresas.
  • Anaje citiralaпре 11 сати
    Pero aquí he preferido estudiar la melancolía, no en sí misma, sino mediante el examen de las cicatrices que el mal dejó en Kant, Weber y Benjamin. Me interesan las secuelas que ese extraño olor a muerte, que emana de la modernidad, ha dejado en los tres pensadores.
  • Anaje citiralaпре 11 сати
    A contrapelo, yo quise viajar hacia el corazón del mundo moderno para buscar un estado luminoso de racionalidad llevado a su extremo más puro, un estado que tal vez nunca ha existido ni existirá, pero sobre el cual es necesario formarse una idea precisa para entender nuestra situación actual. Fui a buscarlo en los más brillantes pensadores, inmersos en complicadas sociedades y en intrincadas agresividades bélicas. Ellos mismos se ocultaron más allá de los límites de la extrema complejidad, y cuando llegué a ellos los encontré al borde de un vacío.
  • Anaje citiralaпре 11 сати
    El pensamiento ilustrado moderno no suele ver en la oscuridad y con frecuencia la niega. Kant, Weber y Benjamin no fueron visionarios románticos capaces de orientarse en las tinieblas de la irracionalidad. Y sin embargo, su ceguera, su andar y sus tropiezos nos ayudan a iluminar —o al menos a delimitar— esas regiones opacas invisibles a su mirada. Mi experimento consiste en usar como lazarillos a tres ciegos ilustres incapaces de ver el rostro oscuro del ángel de la melancolía. Acostumbrados a la intensa luz de sus ideas, reconocieron su presencia inquietante pero no lograron formarse una imagen de ese brillante sol negro del que hablaba Nerval.
  • Miguel Ángel Vidaurreje citiraoпре 2 године
    Pero el hecho es que el visionario Swedenborg fascinó a Kant tanto, o más, que el profeta Komarnicki: de ambos dementes extrajo lecciones sobre lo que llamó el «reino de las sombras».
  • Miguel Ángel Vidaurreje citiraoпре 2 године
    encontramos «soñadores de la sensación», que son mucho más interesantes ya que alegan tener comunicación con los espíritus, dicen haber visto apariciones o quimeras y aseguran haber visitado el mundo de los fantasmas. Esto explica que
    Kant se haya dedicado vivamente a investigar las proezas de Swedenborg, una persona que supuestamente estaba dotada de la extraordinaria capacidad de comunicarse con almas y espíritus que viven separados de sus cuerpos, y a leer meticulosamente los ocho volúmenes de su Arcana Caelestia, donde se explica entre otras muchas cosas que existe un mundo de los espíritus con el que es posible entrar en contacto. E
  • Miguel Ángel Vidaurreje citiraoпре 2 године
    El reino de las sombras —dice Kant en 1766— es el paraíso de los fantastas. En él encuentran una tierra sin límites donde pueden establecer a capricho su residencia. Vapores hipocondríacos, cuentos de viejas y prodigios conventuales les proporcionan sobrados materiales para construirla».
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