Casa cual tiene su alma y no puede fundirla con la del otro. Dos personas pueden aproximarse, hablarse y permanecer una al lado de la otra. Pero sus almas son como flores, cada una con sus propias raíces, y ninguna puede ir hasta la otra, porque para ello tendría que abonar su raíz, y eso es imposible. Las flores exhalan su perfume y sueltan sus semillas porque ansían reunirse unas con otras; pero nada puede hacer la flor para que la semilla vaya a parar a buen sitio, porque de eso se encarga el viento y él va y viene a su antojo.